La marcha comienza con piano hermosísimo en los que los clarinetes, en varias voces, son acompañados por las cajillas. Se unen luego unos leves platillos y los trombones, creando una auténtica sinfonía cofrade. Las cornetas, lo más suave que nunca las he escuchado. Termina esta parte con un breve golpe de aro.
Pasamos ahora a un puente de aires nostálgicos, que nos llevan a la Triana de sepia; una Triana que, como ahora, esperaba cada año la esperanza que le traía la Madrugá. Tras eso, nos vamos con un gran solo de flautín (con las vibraciones parecidas a las de "Aires de Triana") acompañado por las cajillas. Se irán uniendo, poco a poco, otro flautín en otra voz, los trombones, las cajillas dejarán paso a los tambores... y finalmente las cornetas darán el toque de oro a este magnífico trío.
Finaliza la marcha con una conjunción perfecta de todos los instrumentos.
Es una marcha que tiene reminiscencias "marvizonianas". La podemos encajar dentro del género suave de las marchas de palio, junto a "Azul y Plata", "Esperanza" y "Estrella" de Don Manuel Marvizón.
Además, es el ejemplo perfecto para observar la notable evolución de Juan José Puntas, si comparamos esta marcha con "A tí, Manué...". No quiero decir que esta última marcha sea de mejor o peor calidad que la que nos ocupa este artículo... pero no hay discusión a la hora de darse cuenta del cambio en las composiciones que ha sufrido este gran compositor.
Sin más, deseo a todos los lectores y lectoras de Benaca Cofrade una feliz Cuaresma.
Julio Adame
